enlaces patrocinados
Enciclopedia de Psicología +1500 temas. Precisa tu búsqueda
Fisiología de la audición
Conducción aérea del sonido
El oído se compone de un sistema de conducción del sonido
(el oído medio y externo) y de un receptor (el oído interno).
Las ondas sonoras que atraviesan el conducto auditivo
externo inciden sobre la membrana timpánica y la hacen vibrar.
Esta vibración se transmite al estribo a través del martillo y del
yunque. La superficie de la membrana timpánica es casi
16 veces superior al área del pie del martillo (55 mm2/3,5 mm2),
y esto, en combinación con el mecanismo de amplificación de
los huesecillos, aumenta 22 veces la presión sonora. Debido a la
frecuencia de resonancia del oído medio, el índice de transmisión
óptimo se encuentra entre 1.000 y 2.000 Hz. Al moverse el
pie del estribo, se forman ondas en el líquido situado en el interior
del canal vestibular. Como el líquido no puede comprimirse,
cada movimiento del pie del estribo hacia el interior origina un
movimiento equivalente de la ventana redonda hacia afuera, en
dirección al oído medio.
Durante la exposición a niveles acústicos elevados, el músculo
del estribo se contrae para proteger al oído interno (reflejo de
atenuación). Además de esta función, los músculos del oído
medio amplían también los límites dinámicos del oído, mejoran
la localización del sonido, reducen la resonancia en el oído
medio y controlan la presión del aire en el oído medio y la
presión del líquido en el oído interno.
Entre 250 y 4.000 Hz, el umbral del reflejo de atenuación
supera en casi 80 decibelios (dB) al umbral de audición y
aumenta unos 0,6 dB/dB al incrementarse la intensidad de la
estimulación. Su latencia es de 150 ms en el umbral y de
24-35 ms con los estímulos intensos. Para frecuencias menores
a la resonancia natural del oído medio, la contracción de
los músculos atenúa la transmisión del sonido en unos 10 dB.
Debido a su latencia, el reflejo de atenuación ofrece una protección
adecuada frente al ruido generado a una frecuencia superior
a 2 ó 3 Hz, pero no frente a los impulsos sonoros discretos.
La velocidad de propagación de las ondas sonoras a través el
oído depende de la elasticidad de la membrana basilar. La elasticidad
aumenta, y la velocidad de la onda, por tanto, disminuye,
desde la base de la cóclea hasta la punta. La transferencia de
energía vibratoria hasta la membrana de Reissner y la
membrana basilar depende de la frecuencia. Para las frecuencias
elevadas, la amplitud de onda es mayor en la base, mientras que
con las frecuencias más bajas, es mayor en la punta. Por tanto, el
punto de mayor excitación mecánica en la cóclea depende de la
frecuencia. Este fenómeno explica la capacidad para detectar
diferencias en las frecuencias. El movimiento de la membrana
basilar provoca fuerzas de cizallamiento en los estereocilios de
las células ciliadas y desencadena una serie de acontecimientos
mecánicos, eléctricos y bioquímicos, responsables de la transducción
mecánico-sensorial y del procesamiento inicial de las
señales acústicas. Las fuerzas de cizallamiento de los estereocilios
provocan la apertura de los canales iónicos existentes en las
membranas celulares y modifican la permeabilidad de éstas,
permitiendo la entrada de iones potasio en las células. Este flujo
de iones potasio hacia el interior causa la despolarización y
genera un potencial de acción.
Los neurotransmisores liberados en la unión sináptica por la
despolarización de las células ciliadas internas desencadenan
impulsos neuronales que se transmiten por las fibras aferentes
del nervio auditivo hacia los centros nerviosos superiores. La
intensidad de la estimulación auditiva depende del número de
potenciales de acción por unidad de tiempo y del número de
células estimuladas, mientras que la frecuencia percibida
depende de la población específica de fibras nerviosas activada.
Existe una asociación espacial específica entre la frecuencia del
estímulo sonoro y la sección de la corteza cerebral estimulada.
Las células ciliadas internas son mecanorreceptores que transforman
las señales generadas en respuesta a la vibración acústica
en mensajes eléctricos que se envían al sistema nervioso central.
Sin embargo, no depende de ellas el umbral de sensibilidad
auditiva ni la extraordinaria selectividad de frecuencias del oído.
Las células ciliadas externas, por otro lado, no envían señales
auditivas al cerebro, sino que su función consiste en amplificar
unas 100 veces (es decir, 40 dB) la vibración mecánico-acústica
en los niveles cercanos al umbral, con lo que se facilita la estimulación
de las células ciliadas internas. Se cree que esta amplificación
funciona mediante un acoplamiento micromecánico en el
que participa la membrana tectoria. Las células ciliadas externas
pueden producir más energía de la que reciben de los estímulos
externos y, al contraerse de forma activa con frecuencias muy
elevadas, pueden funcionar como amplificadores cocleares.
En el oído medio, la interferencia entre las células ciliadas
internas y externas crea un sistema de retroalimentación que
permite controlar la recepción auditiva, sobre todo el umbral de
sensibilidad y la selectividad de frecuencia. Por tanto, las fibras
cocleares eferentes pueden ayudar a reducir la lesión coclear
causada por la exposición a estímulos acústicos intensos. Las
células ciliadas externas pueden sufrir también una contracción
refleja en presencia de estímulos intensos. El reflejo de atenuación
del oído medio, activo principalmente a frecuencias bajas, y
el reflejo de contracción del oído interno, activo a frecuencias
altas son, por tanto, complementarios.
Conducción ósea del sonido
Las ondas sonoras pueden transmitirse también a través del
cráneo. Existen dos mecanismos posibles:
En el primero, las ondas de compresión que impactan en el
cráneo provocan que la perilinfa, que no es compresible,
deforme las ventanas oval o redonda. Como estas dos ventanas
tienen una elasticidad diferente, el movimiento de la endolinfa
provoca el movimiento de la membrana basilar.
El segundo mecanismo se basa en el hecho de que el movimiento
de los huesecillos sólo induce movimiento en la rampa
vestibular. En este mecanismo, la membrana basilar se mueve a
causa del movimiento de traslación producido por la inercia.
La conducción ósea es habitualmente 30-50 dB menor que la
conducción aérea, como puede comprobarse con facilidad si se
tapan los dos oídos. No obstante, esto sólo es cierto en los estímulos
mediados por el aire, ya que la estimulación ósea directa
se atenúa en un grado diferente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Revista Psicología - Temas muy visitados
-
Planos y Secciones del cerebro. En las siguientes imágenes deberán identificar los siguientes planos cerebrales: Sagital; Coronal o ...
-
Mapa mental Reflexología Rusa Premisa filosófica Condicionamiento clásico - respuestas automáticas a ciertos estímulos. Filosof...
-
La preocupación por la salud y la enfermedad ha sido una constante para el hombre, pues son cualidades inherentes a la naturaleza del ser hu...
-
Antecedentes y elementos teóricos La Psicología Humanista, al igual que la Psicología Cognitivqa, es un conjunto de tendencias teóricas y me...
-
Bibliografía Garaigordobil, L; M, 1998 Evaluación Psicológica , Bases Teóricas , metodológicas, situación actual y direct...
-
Sistemas Teóricos de la Psicología. Jorge Raúl Bolaños Covarrubias. Mapa Mental Psicología Rusa. Actividad.- Complementaria. - Cuad...
-
Psicología en el Campo Educativo Cuadro comparativo Paradigmas Psicológicos en el Campo Educativo. Paradigmas Aspectos Conductista...
-
Promoción y prevención de la salud Mapa conceptual. Bibliografía. Florentino, M.T. (2004). Conductas de la salud. En L.A. Oblitas (Co...
-
Antecedentes De la Psicología El Empirismo británico (John Locke, Thomas Hobbes, Blaise Pascal y Baruch de Espinosa) y su t...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es la más importante!